La velocidad siempre ha sido una parte importante del baloncesto, pero en los últimos años, se ha acelerado a niveles sin precedentes. Este fenómeno está cambiando la forma en que los equipos juegan y cómo se desarrolla el deporte en sí.

En la NBA de Estados Unidos, la liga más importante de baloncesto del mundo, el ritmo de juego se ha acelerado dramáticamente en los últimos años. En la temporada 2019-2020, el promedio de posesiones por juego fue de 102.3. Hace tan solo cinco años, ese número era de 93.9. Eso significa que los equipos están jugando más rápido y apuntando a hacer más jugadas en menos tiempo.

Este nuevo ritmo ha sido impulsado por varios factores, como el uso de análisis de datos y tecnología para mejorar el desempeño de los jugadores, una mayor capacidad de los jugadores para correr la cancha y la evolución de las estrategias defensivas.

Los equipos también están tomando medidas para maximizar su capacidad de anotar de manera rápida y efectiva. Los tiros de tres puntos, por ejemplo, están siendo utilizados con mayor frecuencia que nunca antes. En la temporada 2019-2020, el promedio de intentos de triples por juego fue de 34.1, en comparación con los 24.1 de hace diez años.

Sin embargo, esta aceleración del juego no solo ha tenido consecuencias positivas. Muchos argumentan que esta velocidad ha llevado a que los equipos descuiden la defensa y se centren demasiado en la ofensiva. Esto ha resultado en partidos con puntuaciones muy altas, que algunos críticos consideran poco emocionantes.

Además, la aceleración del juego ha llevado a un mayor desgaste físico de los jugadores, lo que puede aumentar el riesgo de lesiones y reducir la calidad del juego.

En última instancia, la nueva era de velocidad en el baloncesto mundial tiene sus ventajas y desventajas. A medida que los equipos continúan adaptándose a este nuevo enfoque, es probable que veamos más cambios en la forma en que se juega el deporte y en cómo se valora el desempeño de los jugadores.

Nota express publicada por MediaStar | Agencia de Medios.

Valeria Catillo